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sábado, 20 de septiembre de 2014

Jesús ¿Dios-hombre o humano divinizado? Parte II

Escrito por Abrahan Salazar
El Nuevo Testamento aplica el término "Dios" a Jesucristo, algo que a muchos estudiantes de la Biblia ha llevado a estudiar seriamente. 

Lo primero que debemos aclarar es que el término "אלהים (Dios)" en el idioma hebreo no sólo era aplicado Dios como Ser Supremo sino también a personas que eran representantes de la autoridad divina. 

El erudito Fiedrich Wilhelm Gesenius en su léxico hebreo-arameo escribe acerca de una de las aplicaciones del término Elohim:
“(2) Una vez aplicado a los reyes, i. e. בְנֵי אֱלהׅים [hijos de Dios] Salmos 82:1, especialmente el versículo 6.
Nota: no pocos intérpretes, tanto antiguos como modernos, han considerado אֱלהׅים como un término que denota también a los ángeles (vea Salmos 8:6, la LXX, Salmo 82:1, 97:7; 138:1), y los jueces (Ex. 21: 6, 22:7-8); esta opinión es discutida y refutada ampliamente en Thes. Página 95 (Pero Hebreos, cap. 1: 6 y 2:7-9,  muestra claramente que esta palabra se refiere a veces a los ángeles, y la autoridad del NT Decide el asunto)”[1]

E. Stauffer explica:
“Θεὸς habitualmente lleva el artículo cuando está en nominativo, pero en otros casos puede hallarse con o sin artículo, sin distinción. Θεὸς también puede denotar a deidades paganas (cf. Hch. 19:37, 1 Co. 8:5) e incluso a seres humanos (Jn. 10:34-35, citando Sal. 82:6).”[2]

Algunos casos de la aplicación de Elohim a seres humanos:

-         En Antiguo Testamento aplica el término "Dios" a un Rey. 
"5 Tus saetas agudas, con que caerán pueblos debajo de ti, penetrarán en el corazón de los enemigos del rey. 6 Tu trono, oh Dios, es eterno y para siempre cetro de justicia es el cetro de tu reino. 7 Has amado la justicia y aborrecido la maldad; por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo, con óleo de alegría más que a tus compañeros. 8 Mirra, áloe y casia exhalan todos tus vestidos; desde palacios de marfil te recrean. 9 Hijas de reyes están entre tus ilustres; está la reina a tu diestra con oro de Ofir." (Salmo 45:5-9)

T. K. Cheyne escribe:
“El término "Elohim" puede aquí ser un título de rey. En defensa de esto, observamos que el título Elohim se aplica a la autoridad judicial (Ex 21:6, 22:8), a Moisés (Éxodo 7:1), para la aparición de Samuel (1 Sam 28:13),  y además un profeta, mirando hacia el futuro, declara que la familia de David será como Elohim, y como el ángel de Jehová (Zac 12:8)”[3]

Es evidente que el término Elohim (Dios) es aplicado al Rey como autoridad representativa de Dios.

-         A los jueces en Israel, Dios les llama Elohim:

“1 Dios está en la reunión de los dioses; en medio de los dioses juzga…2 ¿Hasta cuándo juzgaréis injustamente, y aceptaréis las personas de los impíos?...6 Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo; 7 Pero como hombres moriréis, y como cualquiera de los príncipes caeréis.” (Salmo 82:1-7)

Explícitamente Dios llama “Elohim” a los jueces de Israel en Ex. 21:6, 22:7-8.

Joseph A. Alexander explica:
“Poderoso es un término singular, no plural, en hebreo, siendo uno de los nombres divinos (אל) y califica a la congregación o asamblea como perteneciente a Dios mismo, es decir, instituida por él, y que lleva a cabo autoridad bajo él. La expresión paralela es su uso singular en el Pentateuco, por el cual los magistrados teocráticos, como puros representantes de Dios tienen soberanía judicial, y son llamados expresamente Elohim, la forma plural de la que es particularmente bien adaptado a este doble sentido o aplicación.”[4]

Es indiscutible que este pasaje se refiere a los jueces de Israel que impartían justicia con la Ley y la Autoridad de Dios.

-         Se aplica el término Elohim a los ángeles de Dios.
“Le has hecho poco menor que los ángeles (Elohim en el hebreo), y lo coronaste de gloria y de honra.” Salmos 8:5
“Avergüéncense todos los que sirven a las imágenes de talla, los que se glorían en los ídolos. Póstrense a él todos los dioses.” Salmos 97:7
Compare la última parte del versículo con la transcripción que hace el N.T. en Hebreos 1:6.
-         Moisés es llamado Elohim (Dios)
“15 Tú hablarás a él, y pondrás en su boca las palabras, y yo estaré con tu boca y con la suya, y os enseñaré lo que hayáis de hacer. 16 Y él hablará por ti al pueblo; él te será a ti en lugar de boca, y tú serás para él en lugar de Dios.” (Ex. 4:15-16)

Carl F. Keil y Franz Delitzsch explican:
“El Targum suaviza la palabra לֵאלהים con לְּרַב (maestro, señor). Moisés fue llamado Dios, como siendo el poseedor y medio de la palabra divina. Como explica Lutero, «todo el que posee y cree la palabra de Dios, posee el Espíritu y poder de Dios, y la sabiduría divina, verdad, corazón, mente y todo lo que pertenece a Dios».[5]

Por lo tanto, algunos estudiantes han interpretado el término “Dios” aplicado a Jesucristo como se aplicaba a Moisés, a los jueces o a los reyes en Israel.

Sin embargo, el Nuevo Testamento no solo aplica el término Elohim/Theos para Jesús sino que le otorga facultades que no son humanas ni angélicas.

Por ejemplo, dentro de los atributos intransferibles de Dios existe la Omnipresencia de Dios, un atributo claramente mostrado en las Escrituras que ningún ser creado por Dios posee, pero que Jesús sí posee naturalmente. Acerca de esto, el Dr. Chafer dice:
“La relación que Dios sostiene con el espacio recibe la designación de omnipresencia e inmensidad. El concepto de Dios presentado en las Escrituras es que El está presente en todo lugar. Tal noción es difícil de comprender por la mente finita. También la Biblia declara que Dios -cada una de las tres Personas- reside en un lugar en un momento dado. Acerca del Padre, se declara: "Padre nuestro que estás en los cielos" (Mt.6: 9); acerca del Hijo se declara que El, después de su ascensión, "se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas" (He. 1 :3); y concerniente al Espíritu en Su relación a la Iglesia, se dice: "en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu" (Ef. 2:22; comp. Sal. 113:5; 123:1; Ro. 10:6, 7; 1 Co. 3: 16; 6: 19). Por otra parte, el Padre es visto en el Hijo y el Hijo en el Padre (Jn. 17:21 ); el Padre es "sobre todos, y por todos, y en todos" (Ef. 4: 6); el Hijo está presente donde dos o tres están reunidos en Su nombre (Mt. 18:20; comp. 28:20; Col. 1:27). El Espíritu, al igual que el Padre y el Hijo, habita en todo creyente (Ro. 8:9).” [6]

La persona de Jesús posee una existencia anterior a su manifestación humana y el apóstol Juan lo llama Dios mismo (Jn. 1:1.14). Pablo apela a su persona de preexistencia humana como en forma[7] de Dios (Fil. 2:6), y alegando que en la persona de Jesús habita “toda” la plenitud de la Deidad corporalmente (Col. 2:9), por lo tanto es posible llamar a Jesús “gran Dios” y Salvador (Tito 2:13).

El apóstol Juan en su Primera Carta llama a Jesucristo el verdadero Dios (1 Jn. 5:20), acerca de esto Lothar Coenen, Erich Beyreuther y Hans Bietenhard comentan:

“El culmen de tales proposiciones lo representa 1 Jn 5,20, donde consta la absoluta unidad de naturaleza entre Dios y Cristo. Probablemente hay que traducir así: «Este (Cristo) es el verdadero, Dios y vida eterna» (y no: éste es el verdadero Dios).”[8]

Otro punto importante a considerar es la confesión pública de Jesucristo como “Señor” en las comunidades judías. Sobre esto, Charles Ryrie escribe:

“Para un cristiano primitivo acostumbrado a leer el Antiguo Testamento, la palabra “Señor” cuando se aplicaba a Jesús, sugeriría su identificación con el Dios del Antiguo Testamento” (S.E. Johnson, “Lord Christ”, The interpretes Dictionary of the Bible [New York: Abingdon 1976], 3:151). Esto significa que con relación a un versículo como Romanos 10:9, que “cualquier judío que públicamente confesara que Jesús de Nazareth era Señor, se entendería que le estaba atribuyendo la naturaleza y atributos divinos a El” (William G.T. Shedd Romans [New York: Scribner, 1879], pg. 318). Por lo tanto, la esencia de la fe cristiana era reconocer a Jesús de Nazareth como el Yahweh del Antiguo Testamento. ”[9]
¿Podría ser Jesús llamado “Dios” al igual que los ángeles, los reyes, jueces o profetas?
Es cierto que Jesús cumplió ministerio de profeta y cumplirá de Rey mundial en el milenio, pero la Biblia excluye el acto de categorizar a Jesús como un ángel de Dios (Heb. 1:5-13). Jesús podría ser llamado “Elohim” como lo fueron llamados los profetas, reyes o sacerdotes, sin embargo al conocer de su persona, su esencia y naturaleza la aplicación del concepto “Elohim” se desvanece de nuestras mentes para contemplar al verdadero Dios y vida eterna en la persona de Jesucristo.



[1] Friedrich Wilhelm Gesenius , Hebrew and Chaldee Lexicon (1846), pg. 49
[2] Gerhard Kittel, Gerhard Friedrich, Geoffrey W. Bromiley, Compendio del Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, pg. 323 – Editorial Libros Desafio.
[3] T. K. Cheyne, Th e Book of Psalms pg. 126 – LONDON 1888
[4] Joseph A. Alexander, Commentary on Psalms, Kregel Publications, pg. 357 – Library of Princenton
[5] Carl F. Keil y Franz Delitzsch, Comentario al Texto Hebreo del Antiguo Testamento pg. 296, Editorial CLIE
[6] Lewis Sperry Chafer , Teología sistemática TOMO I pg. 227, Publicaciones Españolas INC 1986
[7] El Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo testamento Exhaustivo de Vine pg. 381 define: “Morfe (forma) denota la forma o rasgo distintivo especial o característico de una persona o cosa. Se usa con un significado particular en el NT, solo de Cristo, en Flp_2:6-7, en las frases «siendo en forma de Dios» y «tomando forma de siervo». Una excelente definición de esta palabra es la dada por Gifford: «morfe es así propiamente la naturaleza o esencia, no en abstracto, sino tal como subsiste realmente en el individuo, y retenida en tanto que el individuo mismo existe … »Así, en el pasaje ante nosotros morfe Theou es la naturaleza divina real e inseparablemente subsistente en la persona de Cristo. Para la interpretación de «la forma de Dios» es suficiente decir que: (1) incluye toda la naturaleza y esencia de la Deidad, y que es inseparable de ella, ya que no podrían tener existencia real sin ella; y (2) que no incluye en sí misma nada «accidental» o separable, tal como modos particulares de manifestación, ni condiciones de gloria o majestad, que pueden en un momento estar junto con la «forma», y en otro momento separados de ella.
El verdadero significado de morfe en la expresión «forma de Dios» queda confirmada por su repetición en la frase correspondiente, «forma de siervo». Se admite universalmente que las dos frases son directamente antitéticas, y que por ello «forma» tiene que tener el mismo sentido en ambas» (Gifford, The Incarnation , pp. 16,19,39).”
[8] Lothar Coenen, Erich Beyreuther y Hans Bietenhard, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento, Vol. III pg. 36. – Ediciones SIGUEME, Salamanca 1990
[9] Charles C. Ryrie, Teología Básica pg. 56, Editorial UNILIT.

martes, 2 de septiembre de 2014

Jesús ¿Dios-hombre o humano divinizado? Parte I

Escrito por Abrahan Salazar

Desde los albores del cristianismo ésta ha sido una de las discusiones más importantes en los debates teológicos acerca de la persona de Jesús. El Ebionismo consideraba a Jesús como un hombre privilegiado sobre quién la persona divina del Padre había derramado su Espíritu Santo. Los Gnósticos veían en la persona de Jesús un eón que emanaba de la gloria mística y refulgente del Padre, quien podría liberar las almas de los seres humano del mundo material. El Docetismo como una variante del Gnosticismo, consideraba a Jesús sólo como una emanación de Dios quien vino al mundo "con apariencia humana" sin encarnarse, ni materializarse; por lo tanto, la doctrina de la encarnación, crucifixión y de la resurrección eran alegorías. El Monarquismo Racionalista del s. III veía en Jesús un ser humano dotado de un poder especial de Dios, negando su divinidad. El Monarquianismo modalista o también llamado patripasianismo (porque considera que el Padre es quien sufrió la pasión) ve en Jesús una personalidad o modo de Dios; entiende a Dios con tres títulos diferentes, de Padre, de Hijo y de Espíritu Santo, negando el trinitarismo. Según el Apolinarismo, el espíritu de Cristo no era humano sino divino que se encarnó en un cuerpo sin alma, haciendo de Jesús un ser divino en un cuerpo humano. El Arrianismo postuló la idea de la creación de Jesús, por lo tanto era un ser divino distinto al Padre con atributos divinos pero que no era Dios en sí mismo. El Nestorianismo ideó a un Jesús separado en dos personas distintas, una humana y una divina unidas en el ser de Jesús, era Dios y hombre pero en dos personas. El Monofisismo postuló la idea de la divinidad de Jesús negando absolutamente su naturaleza humana. El Monoteletismo veía en Jesús dos naturalezas, la humana y la divina pero una sola voluntad. Por último, el Adopcionismo propuso que Jesús era un simple hombre que fue exaltado a categoría divina por designio de Dios.

Todos estos debates llevaron a la Iglesia Cristiana de los primeros siglos a formar la doctrina cristológica según como la conocemos hoy en día.

Durante la primera mitad del siglo XX, el teólogo protestante Rudolf Karl Bultmann adopta la idea de renunciar al Jesús histórico para centrarse sólo en el Cristo de la fe, viendo en los evangelios historias míticas creadas por los primeros cristianos tratando de dar colorido y divinizar a la persona de Jesús.

¿Registra el Sagrado Texto la divinización de Jesús hombre? ¿Se equivocaron los primeros cristianos en pensar que Jesús era Dios? ¿Era el término Dios aplicado según la cultura judía a autoridades impuestas por Dios y no era sólo un titulo aplicado a Dios?

Toda esta información y análisis en el siguiente artículo.